Uno de los hechos que precipitaron el derrumbe del régimen
conservador, fue la Masacre de las Bananeras, ocurrida el 6 de diciembre de
1928.Más de 25.000 trabajadores de la United Fruit Company estaban en huelga a
causa de las pésimas condiciones de trabajo que la compañía les imponía.La
compañía consiguió que el general Carlos Cortés Vargas fuera enviado al
Magdalena como comandante de un contingente militar. El pliego de peticiones de
los huelguistas debía discutirse el 5 de diciembre. El seis, cuando 5.000
personas estaban reunidas pacíficamente en la plaza principal y en las calles
de Ciénaga, Cortés Vargas ordenó a sus soldados abrir fuego contra la multitud.
Nunca se supo con exactitud. No fueron nueve, como informaba el primer
comunicado oficial, sino centenares, posiblemente más de mil. Esta última cifra
la daba el Cónsul de Estados Unidos en Bogotá, en una nota de enero 16 de
1929.La disculpa de Cortés Vargas fue absurda y vergonzosa: ordenó disparar
porque sabía que había navíos norteamericanos al frente de Santa Marta y que se
preparaba una invasión para acabar la huelga.
El Partido Liberal encomendó a Gaitán investigar lo
acontecido y éste hizo posteriormente un
debate en el Congreso, en el cual, al referirse a la explicación de
Cortés, manifestó que habría debido emplear las balas para rechazar los
invasores y no para asesinar al pueblo. Con Olaya Herrera, a partir de 1930,
comenzaron los cambios. El Código Civil fue modificado, para defender la
familia, la mujer y los hijos naturales.
En 1931 la ley 70 autorizó la constitución, a favor de la
familia, de un patrimonio no embargable.
En 1932, se aprobó la ley 28 que estableció la plena capacidad civil de la
mujer casada, sometida hasta entonces a la potestad del marido que era su
representante legal. La finalidad de la ley era protegerla de los abusos del
marido como único administrador de la sociedad conyugal. José J. Gómez R.,
acaso el más eminente abogado civilista de Colombia en el Siglo XX, estudió a
fondo esta ley y la calificó como la “requerida por el país en una época de
reivindicaciones de la mujer, y la que consultaba las costumbres y la índole de
los colombianos.” La ley 45 de 1936 mejoró notablemente la condición de los
nacidos fuera del matrimonio, no sólo en lo relativo a su derecho de herencia
en concurrencia con hijos legítimos, sino en cuanto a la prueba de su
condición. La ley 200 de 1936 fue el primer intento de reforma agraria.
Permitía a quienes cultivaban tierras sin ser sus dueños, adquirirlas,
siguiendo el principio de que la tierra es de quien la trabaja.
2. Jorge Eliécer Gaitán
(Bogotá,
1902 - 1948) Dirigente político colombiano cuyo asesinato el 9 de abril
de 1948 provocó el movimiento popular conocido como el Bogotazo.
Jorge Eliécer Gaitán
Nacido
en el popular barrio de Las Cruces, era hijo de Eliécer Gaitán Otálora,
liberal radical que tras trabajar en diferentes oficios se dedicó
finalmente a la venta de libros usados. Su madre fue Manuela Ayala de
Gaitán, maestra de escuela, mujer activa y progresista que dejó honda
huella en la formación de su hijo. Los Gaitán tuvieron seis hijos,
siendo Jorge Eliécer el mayor de ellos.
Debido
a las dificultades económicas, muy pronto la familia Gaitán se trasladó
a vivir al barrio Egipto. A los doce años, pues su madre fue quien lo
inició en las primeras letras, Gaitán ingresó en una escuela de
Facatativá, terminando sus estudios primarios en 1911. Sólo dos años más
tarde pudo reemprender sus estudios ingresando al colegio de Simón
Araujo, donde estudiaban los hijos de los liberales acomodados. Se
graduó de bachiller del Colegio Martín Restrepo Mejía, al cual ingresó
en el último año a finales de 1919.En febrero de 1920 ingresó a la
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, y
cuatro años más tarde obtuvo el título de abogado con su controvertida e
importantísima tesis Las ideas socialistas en Colombia.
Aún de estudiante, Gaitán participó activamente en la política: apoyó
la candidatura de coalición del poeta Guillermo Valencia en 1918, se
manifestó y fue orador en las manifestaciones contra Marco Fidel Suárez,
en marzo de 1919; recibió los importantes consejos que Alfonso Villegas
Restrepo daba a los jóvenes de entonces en las oficinas de su
periódico; y organizó la sociedad literaria Rubén Darío, que se reunía
en la calle 8a abajo del Observatorio y constituyó también el Centro
Liberal Universitario, que llegó a tener alguna influencia política.Fue
elegido para la Asamblea de Cundinamarca entre 1924 y 1925. Sus primeros
años de desempeño profesional fueron de una dificultad extrema, debido a
su condición social, pero poco a poco su brillantez le otorgó el
reconocimiento que merecía. Formó parte del movimiento estudiantil
liberal que socavó las bases de la hegemonía conservadora. Con grandes
esfuerzos logró ahorrar dinero y en julio de 1926 viajó a Italia.
Ingresó en la Real Universidad de Roma, la escuela más prestigiosa de
Derecho en ese país, dirigida por Enrico Ferri, penalista de fama
mundial, donde obtuvo el título de doctor en jurisprudencia. Su tesis
mereció la calificación Magna cum laude y el premio Enrico Ferri, y llegó a ser texto de estudio; llevaba como título "El criterio positivo de la premeditación".
Gaitán
regresó al país en 1928, año intenso tanto para la vida del joven
abogado como para la política del país. Fue elegido representante a la
Cámara en marzo, en junio encabezó las manifestaciones contra la
corrupción administrativa y visitó en diciembre la zona bananera, donde
investigó los sucesos de la masacre de trabajadores de la United Fruit;
sus denuncias sobre los graves acontecimientos se convirtieron en
abiertos debates contra el gobierno de Abadía Méndez, y logró que muchos
trabajadores fueran liberados e indemnizaciones para las familias de
los caídos.El debate de las bananeras sirvió a Gaitán de fundamento para
su figura de líder popular. En 1931, con los liberales en el poder, fue
elegido presidente de la Cámara de Representantes, presidente de la
Dirección Nacional Liberal y segundo designado a la Presidencia. Al año
siguiente, rector de la Universidad Libre. A finales del mismo viajó por
América Latina planteando la posición colombiana en el litigio con el
Perú.Las tímidas reformas y los lentos programas sociales con los que
Olaya Herrera pensó acostumbrar al país al cambio partidista en el
gobierno parecieron insuficientes a los liberales de izquierda y, a
pesar de los esfuerzos aglutinadores del director del partido Alfonso
López Pumarejo, un grupo de decepcionados rompió con éste, en octubre de
1933.Liderada por Jorge Eliécer Gaitán y Carlos Arango Vélez, nació la
Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR). Fuera del tradicional
marco bipartidista, esta organización ha sido uno de los más
importantes esfuerzos políticos en el país. UNIR tuvo particular
influencia entre la clase campesina, en las zonas cafeteras de
Cundinamarca, en el norte del Tolima, Caldas y el Valle.En la primera
etapa de agitación, la guardia de Cundinamarca disolvió a bala una
manifestación de campesinos uniristas presidida por Gaitán en Fusagasugá
el 4 de febrero de 1934, dejando un saldo de varios campesinos
asesinados. Otra masacre tuvo lugar el 14 de agosto de 1934 en la
hacienda Tolima, en la jurisdicción de Ibagué, en cuyos trabajadores
influía la UNIR. El motivo tuvo que ver con la negativa de los colonos a
aceptar los avalúos de las mejoras en los términos arbitrarios en que
los realizaba la hacienda.El partido de Gaitán estimulaba el principio
de la militancia individual y de carnetización de sus miembros. Al
comienzo se insistió en la necesidad de una rígida disciplina, que
incluía prácticas gimnásticas como rudimento de preparación militar. Los
organismos no eran propiamente deliberantes y las orientaciones
políticas generales del partido eran responsabilidad del caudillo.La
plataforma de acción de la UNIR, enunciada a través del semanario
informativo Unirismo,
consistía en la intervención del Estado, con criterio social, en la
economía; la reforma agraria y organización de cooperativas campesinas;
un nacionalismo antiimperialista en cuanto a la política exterior; la
reforma constitucional que diera menos protagonismo al presidente y
reformas legislativas de tipo social, incluyendo la creación de un banco
de previsión social constituido con aportes obligatorios de hasta un 50
por ciento por parte del capitalismo.Aunque el movimiento captó adeptos
no sólo en el campo sino también dentro del sector trabajador de la
incipiente industria nacional, las tácticas disolutorias de la burguesía
obtuvieron frutos: en el campo con la represión, en el liberalismo
oficial y la prensa con el silencio y la acusación de pro comunismo.
Aprovechando la vanidad e impaciencia del líder, se logró atraer de
nuevo a las filas oficialistas al propio Gaitán, quien declaró disuelta
la UNIR en mayo de 1935.En 1936 Gaitán contrajo matrimonio con doña
Amparo Jaramillo y el 8 de junio de ese año se posesionó como alcalde de
Bogotá. Como tal, realizó una labor progresista, aunque corta; pero
ciertas medidas algo extremas y la presión de la derecha lo obligaron a
dejar el cargo. En febrero de 1937 falleció doña Manuela Ayala; la
pérdida de su madre y maestra fue un duro golpe, sólo mitigado por el
nacimiento, siete meses más tarde, de su única hija, Gloria.Tras algunos
viajes internacionales, Gaitán fue elegido magistrado de la Corte
Suprema de Justicia en 1939 y, al año siguiente, el presidente Eduardo
Santos lo hizo ministro de Educación. Ocupó este cargo nuevamente por
corto tiempo, pero entre otros logros desarrolló un ambicioso plan
contra el analfabetismo y para la popularización de la educación y la
cultura.Opuesto a la reelección de López Pumarejo, Gaitán iniciaría en
1941 una carrera política que sólo se detuvo con su asesinato: senador
por Nariño en 1942, presidente del Senado en septiembre de ese año,
ministro de Trabajo entre 1943 y 1944, y candidato presidencial en
oposición al liberal oficialista Gabriel Turbay, creando el Movimiento
Liberal Gaitanista. Éste, más que un socialismo estructurado, era de
corte populista.Nunca en el país se volvieron a ver manifestaciones tan
multitudinarias ni con tanta emoción y fe en su jefe. Sus famosos gritos
de "¡A la carga! ¡Contra la oligarquía! ¡Por la restauración moral de
la República!" lograron interpretar el sentimiento de las masas de una
manera única y original. Sus variaciones de tono, sentido del humor e
ironía, el manejo de los silencios, hicieron de Gaitán un orador
telúrico que llegaba a transfigurarse por la emoción de lo que decía y
la forma de decirlo, y que lograba transmitir su sentimiento al público.
La
organización, disciplina y fe de los gaitanistas hicieron que muchos lo
tildaran de fascista pero, aunque de Italia trajo ese gusto por los
desfiles de antorchas y algo de la teatralidad mussoliniana, Gaitán era
un liberal demócrata, reformista, que buscaba una revolución legal
dentro de los marcos constitucionales.En las elecciones del 5 de mayo de
1946, que ganó Mariano Ospina Pérez, Gaitán, para quien esa contienda
sólo había sido un paso más hacia el poder, ocupó un tercer lugar, con
sorprendente número de votos y con un apoyo mayoritario en los centros
urbanos. Sirvieron también estos comicios para que el gaitanismo tomara
el poder dentro del liberalismo y fuera elegido jefe único del
partido.Sus planteamientos sociales fueron enunciados en la Convención
del teatro Colón del 18 de enero de 1947 y en agosto del mismo año, en
el Congreso, con el fallido Plan Gaitán. Legendarias son ya la Marcha de
las antorchas, organizada desde el popular barrio La Perseverancia, en
la que él quería "un río de candela, que no se vieran filas cada tres
metros, sino filas bien juntas para formar un río de fuego sobre
Bogotá", y la sobrecogedora Marcha del silencio, en la que multitudes
nunca vistas y perfectamente organizadas llenaron de temor, con su
mutismo, a los sectores tradicionales de ambos partidos.En Manizales
pronunció la "Oración por los humildes", en febrero de 1948. Al mes
siguiente, debido a la incontrolada violencia gobiernista, Gaitán rompió
los lazos del liberalismo con Ospina. Fue excluido, por expreso deseo
de Laureano Gómez, canciller de Ospina, de la IX Conferencia
Panamericana en Bogotá, inaugurada el 30 de marzo.El 9 de abril logró
Gaitán uno de sus mayores triunfos como penalista al obtener la
absolución del teniente Jesús Cortés. Hacia la una de la tarde, cuando
salía del edificio donde tenía sus oficinas, fue muerto a balazos, en
presencia de algunos de sus amigos, por un pálido joven llamado Juan Roa
Sierra, iniciándose así la más pavorosa jornada de muerte y destrucción
que haya vivido Bogotá y agudizándose la creciente ola de violencia
que, con escasos respiros, aún vive el país.
La Operación Pantomima fue, según un documental cubano, una operación secreta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), llevada a cabo en Colombia en 1948. Esta operación hacia parte de la Doctrina Truman, impuesta por Estados Unidos para frenar el avance comunista en el mundo.
La operación[editar]
El documental, que dice basarse en el testimonio de John Mepples Spirito, exagente de la CIA capturado en Cuba en 1960, afirma que en 1948, durante la realización en Bogotá, Colombia, de la IX Conferencia Panamericana, estaba Mepples asignado al país como agente encubierto haciéndose pasar como estudiante de habla italiana llamado George Ricco, cuyo objetivo era reunirse con expertos colombianos y agentes de la CIA que ya estaban en Colombia.
La
misión de Mepples era asistir a las reuniones estudiantiles en las
universidades para estudiar las tendencias estudiantiles que causaban
mucho alboroto entonces. Descubrieron que los estudiantes apoyaban a un
político llamado Jorge Eliécer Gaitán, candidato a la presidencia de Colombia de ideas socialistas.
Gaitán era el candidato más popular en aquella época y, si ganaba,
seguramente el país se hubiera convertido en una nación socialista, lo
que perjudicaba a Estados Unidos.
La CIA intentó sobornar a Gaitán para que dejara la política a cambio de la cátedra de derecho penal en la Universidad Sorbona de París o en la Universidad de Roma. Le ofrecieron un apartamento lujoso en la ciudad que eligiera (París ó Roma), dos fincas: Una en la Sabana de Bogotá y otra en los Llanos Orientales,
además de la financiación necesaria para que sus hijos pudieran
estudiar el resto de sus vidas en cualquier universidad o colegio de Europa. Gaitán no aceptó pese a que su familia le insistió en que lo hiciera, en especial su hija Gloria.
Ante
la negativa de Gaitán de ceder ante el soborno, la CIA tomó la decisión
de asesinarlo. Para esto contrataron a un colombiano que ya le había
ayudado a la Embajada Estadounidense en Bogotá en algunas misiones, su nombre era Juan Roa Sierra.
La CIA le prometió a Roa Sierra que lo defenderían en caso de que las
autoridades colombianas lo detuvieran por el hecho, le pagarían una suma
de dinero y lo sacarían lo más pronto posible del país, pero los
norteamericanos no pensaban hacer todo esto; por el contrario, después
de que Roa Sierra hubiera asesinado a Gaitán lo asesinarían a él, ya que
era un testigo presencial del hecho y podía delatarlos en cualquier
momento, además que su muerte serviría de chivo expiatorio. Roa Sierra
llevó a cabo el asesinato el 9 de abril de
1948 en el centro de Bogotá. Mientras intentaba huir, las personas del
sector asesinaron a Roa Sierra, por lo que la CIA no tuvo necesidad de
matarlo directamente.
Consecuencias:
Según el documental, la Operación Pantomima trajo como consecuencia el "Bogotazo",
una manifestación popular violenta ocurrida en la capital del país
inmediatamente después de la muerte de Gaitán. El Bogotazo se extendió
días después a nivel nacional, iniciando una de las etapas más
sanguinarias en la historia de Colombia, que la mayoría de los
historiadores sitúan entre 1948 y 1958, conocida como "La Violencia".
En 1988, el investigador y escritor colombiano Arturo Alape visitó a John Mapples en su apartamento en un edificio de El Vedado, cercano al Hotel Nacional en La Habana, con autorización y bajo supervisión del Ministerio del Interior de Cuba.
Esta vez, Mepples se limitó a indicar que la información entregada en
ese entonces había sido “floreada”, es decir, arreglada para ser creíble
con el objeto de sobrevivir.
¿Quien mato a Gaitan?
La
inmensa mayoría de los colombianos, nacida después de los hechos del 9
de abril de 1948, ha vivido con la certeza de que nunca se sabrá quién
estuvo detrás del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán a manos de un oscuro
sicario llamado Juan Roa Sierra. Por eso no fue sorprendente que,
cuando Daniel Samper Pizano desenterró el tema en sus dos columnas más
recientes, haya renacido el interés por ese hecho crucial del siglo XX.
Samper
retomó la historia a raíz de la negativa de la CIA a entregarle a Paul
Wolf, un estadounidense interesado en Colombia, su información sobre el
caudillo liberal acribillado el 9 de abril de1948. “Algo sabe la CIA
sobre el 9 de abril, y debe ser tan gordo que ni siquiera ahora, 52 años
después, se aviene a exhibir los documentos respectivos”, escribió en
su primera columna. Y en la segunda revivió la teoría de que la CIA
estuvo comprometida a fondo en el magnicidio, dándole resonancia a la
versión que ha sostenido Gloria Gaitán, la hija del político, desde hace
años. Esta
tesis conspirativa, una de las tantas sobre la muerte del caudillo, se
basa en un testimonio que rindió en 1962 el agente secreto
norteamericano John Mepples Espirito, tras ser capturado en Cuba cuando
adelantaba operaciones de inteligencia para derrocar el gobierno
revolucionario.
En su confesión, contenida en un documental elaborado por el gobierno cubano cuyo audio fue grabado clandestinamente por el historiador Arturo Alape durante una proyección en la isla, el agente describe la Operación Pantomima, relacionada con Gaitán.Espirito relata que inicialmente la operación intentaría arreglar “una especie de componenda” para sacar por las buenas del país a Gaitán, quien “ya estaba en contrariedades con la embajada de Estados Unidos”. Y que al fracasar tales negociaciones “había que trabajar entonces en otra forma”. Es decir, asesinándolo.
Espirito relata, entonces, que se hizo pasar como Georgio Ricco, un italiano con interés en conocer las tendencias estudiantiles en Colombia, pero que su verdadera misión era saber a ciencia cierta quién apoyaba a Gaitán. “Con otros estudios ya hechos por los agentes radicados allí, como Thomas Elliot, jefe de grupo, llegamos a un acuerdo de que a Eliécer Gaitán era necesario llevarlo a una eliminación física”, dice.Y que para ello hablaron con Juan Roa Sierra, el asesino, quien supuestamente ya había trabajado en otras misiones de la CIA y de la embajada de Estados Unidos. Y a quien le prometieron protegerlo en caso de ser arrestado. “Pero nosotros pensábamos después eliminarlo físicamente”, dice en el documental, cuyo audio Alape vendió al Instituto Jorge Eliécer Gaitán en 1983 junto con cientos de entrevistas que hizo para su famoso libro El Bogotazo.
En una nota anexa a la transcripción que hizo el Instituto, Gloria Gaitán agregó que ella escuchó esa confesión por primera vez en 1962, invitada por el gobierno cubano. “Sufrí un ataque de taquicardia que obligó a la suspensión temporal de la proyección, ya que el agente de la CIA relataba un hecho que yo había conocido directamente de boca de mi padre”, escribe Gloria, al referirse a la oferta que le habrían hecho al político de dictar una cátedra de derecho en la Sorbona en París o en la Universidad de Roma, además de una finca en la Sabana y otra en los Llanos y estudio garantizado en Europa para sus hijos a cambio de dejar la política.
Gloria dice que no le entregaron copia del documental porque no les convenía “entrar en contradicción” con la familia Ospina Pérez, ya que estaban comerciando arroz con un hijo del ex presidente.Años más tarde, relata, tampoco le quisieron entregar a Alape copia de la filmación. “Argumentaron que Mepples Espirito era un ‘agente fantasioso’ que estaba dando toda esa información para ganarse a la policía y obtener ventajas”, escribe la hija del caudillo.Con esta afirmación comienzan a derrumbarse como fichas de dominó las piezas que arman la teoría conspirativa de la CIA. Alape le critica a Samper Pizano basarse exclusivamente en el testimonio de Gloria Gaitán sin consultar las otras fuentes. O por lo menos a él, quien fue uno de los protagonistas. En efecto, tras siete años de investigación para su libro, el más completo que se ha escrito sobre el 9 de abril, Alape decidió no incluir el testimonio de Mepples Espirito porque, en una entrevista que le hizo años después de ver el documental, el espía le confesó haber ‘floreado’ la información para obtener asilo político en la isla. Por su parte Eduardo Robayo, propietario de Kokoriko, y el ex gobernador del Tolima Yesid Castaño, quienes son eslabones clave de la teoría, tampoco fueron consultados por el columnista. SEMANA trató de entrevistarlos pero sólo pudo hablar con Robayo, quien se limitó a decir: “Soy empresario privado y no me meto en política. Lo único que quiero dejar claro es que lo que se ha dicho no es verdad”.
Lo que escribió Samper, citando a Gloria Gaitán, es que Yesid Castaño la había contactado para decirle que Robayo tenía toda la documentación de un agente de la CIA llamado Thomas Elliot, que había sido su cercano amigo y quien le dejó antes de morir de cáncer todo el archivo sobre la preparación del asesinato de su padre. Archivo que Gloria nunca vio porque Robayo nunca le respondió las llamadas.
Dado que Fidel Castro también negó la veracidad de la historia, que Mepples Espirito le admitió a Alape que su confesión era ficticia y que Robayo niega haber recibido documentos de Elliot, se llegaría a la conclusión de que ninguno de los protagonistas, salvo Gloria Gaitán, avala la teoría de que Roa Sierra haya sido un títere de la CIA. Y teniendo en cuenta que nada tienen en común Castro, Robayo, Alape y Mepples Espirito, no parece probable tampoco una conspiración del silencio. Por lo tanto, nada indica que se haya realmente avanzado en la resolución del enigma del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
En su confesión, contenida en un documental elaborado por el gobierno cubano cuyo audio fue grabado clandestinamente por el historiador Arturo Alape durante una proyección en la isla, el agente describe la Operación Pantomima, relacionada con Gaitán.Espirito relata que inicialmente la operación intentaría arreglar “una especie de componenda” para sacar por las buenas del país a Gaitán, quien “ya estaba en contrariedades con la embajada de Estados Unidos”. Y que al fracasar tales negociaciones “había que trabajar entonces en otra forma”. Es decir, asesinándolo.
Espirito relata, entonces, que se hizo pasar como Georgio Ricco, un italiano con interés en conocer las tendencias estudiantiles en Colombia, pero que su verdadera misión era saber a ciencia cierta quién apoyaba a Gaitán. “Con otros estudios ya hechos por los agentes radicados allí, como Thomas Elliot, jefe de grupo, llegamos a un acuerdo de que a Eliécer Gaitán era necesario llevarlo a una eliminación física”, dice.Y que para ello hablaron con Juan Roa Sierra, el asesino, quien supuestamente ya había trabajado en otras misiones de la CIA y de la embajada de Estados Unidos. Y a quien le prometieron protegerlo en caso de ser arrestado. “Pero nosotros pensábamos después eliminarlo físicamente”, dice en el documental, cuyo audio Alape vendió al Instituto Jorge Eliécer Gaitán en 1983 junto con cientos de entrevistas que hizo para su famoso libro El Bogotazo.
En una nota anexa a la transcripción que hizo el Instituto, Gloria Gaitán agregó que ella escuchó esa confesión por primera vez en 1962, invitada por el gobierno cubano. “Sufrí un ataque de taquicardia que obligó a la suspensión temporal de la proyección, ya que el agente de la CIA relataba un hecho que yo había conocido directamente de boca de mi padre”, escribe Gloria, al referirse a la oferta que le habrían hecho al político de dictar una cátedra de derecho en la Sorbona en París o en la Universidad de Roma, además de una finca en la Sabana y otra en los Llanos y estudio garantizado en Europa para sus hijos a cambio de dejar la política.
Gloria dice que no le entregaron copia del documental porque no les convenía “entrar en contradicción” con la familia Ospina Pérez, ya que estaban comerciando arroz con un hijo del ex presidente.Años más tarde, relata, tampoco le quisieron entregar a Alape copia de la filmación. “Argumentaron que Mepples Espirito era un ‘agente fantasioso’ que estaba dando toda esa información para ganarse a la policía y obtener ventajas”, escribe la hija del caudillo.Con esta afirmación comienzan a derrumbarse como fichas de dominó las piezas que arman la teoría conspirativa de la CIA. Alape le critica a Samper Pizano basarse exclusivamente en el testimonio de Gloria Gaitán sin consultar las otras fuentes. O por lo menos a él, quien fue uno de los protagonistas. En efecto, tras siete años de investigación para su libro, el más completo que se ha escrito sobre el 9 de abril, Alape decidió no incluir el testimonio de Mepples Espirito porque, en una entrevista que le hizo años después de ver el documental, el espía le confesó haber ‘floreado’ la información para obtener asilo político en la isla. Por su parte Eduardo Robayo, propietario de Kokoriko, y el ex gobernador del Tolima Yesid Castaño, quienes son eslabones clave de la teoría, tampoco fueron consultados por el columnista. SEMANA trató de entrevistarlos pero sólo pudo hablar con Robayo, quien se limitó a decir: “Soy empresario privado y no me meto en política. Lo único que quiero dejar claro es que lo que se ha dicho no es verdad”.
Lo que escribió Samper, citando a Gloria Gaitán, es que Yesid Castaño la había contactado para decirle que Robayo tenía toda la documentación de un agente de la CIA llamado Thomas Elliot, que había sido su cercano amigo y quien le dejó antes de morir de cáncer todo el archivo sobre la preparación del asesinato de su padre. Archivo que Gloria nunca vio porque Robayo nunca le respondió las llamadas.
Dado que Fidel Castro también negó la veracidad de la historia, que Mepples Espirito le admitió a Alape que su confesión era ficticia y que Robayo niega haber recibido documentos de Elliot, se llegaría a la conclusión de que ninguno de los protagonistas, salvo Gloria Gaitán, avala la teoría de que Roa Sierra haya sido un títere de la CIA. Y teniendo en cuenta que nada tienen en común Castro, Robayo, Alape y Mepples Espirito, no parece probable tampoco una conspiración del silencio. Por lo tanto, nada indica que se haya realmente avanzado en la resolución del enigma del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.